Se trata de Manuela Bedoya y Luna Barreto, quienes integraban la embarcación HIO de la flotilla y fueron detenidas por fuerzas israelíes.
Las dos activistas colombianas que viajaban a bordo de la Flotilla Global Sumud para llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, y que se encontraban detenidas en una prisión israelí, fueron liberadas para ser deportadas y regresarán “en buen estado de salud” a sus respectivos hogares, confirmó la canciller colombiana, Rosa Villavicencio.
“Podemos dar un parte de tranquilidad porque hoy han sido liberadas. Han estado acompañadas por el cónsul colombiano en Tel Aviv, se sometieron a un chequeo médico y regresarán en buen estado de salud a sus lugares de residencia”, explicó la ministra de Exteriores durante su participación en un foro entre Italia y América Latina.
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Se trata de las activistas Manuela Bedoya y Luna Barreto, quienes integraban la embarcación HIO de la flotilla y fueron detenidas por fuerzas israelíes en aguas internacionales, en unos hechos que la Cancillería colombiana calificó de “secuestro” y de una “violación del derecho internacional y de los acuerdos de Ginebra”.
“Nos han manifestado que están bien, que es lo más importante, y que hoy podrán descansar un poco” añadió la ministra.
Villavicencio también confirmó que ya ha informado al presidente Gustavo Petro, y que ambas activistas pudieron comunicarse con él.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia había precisado el lunes que ambas serían recibidas en Jordania por un equipo consular colombiano. Una de ellas regresará a Colombia con el apoyo del Fondo Especial para las Migraciones, mientras que la otra permanecerá en la región, donde reside actualmente.
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“Hemos cumplido y mantenemos nuestra firme convicción en la defensa de los derechos humanos, condenando el genocidio en Palestina y contribuyendo a que cese lo más pronto posible”, subrayó la canciller.
Consultada sobre el trato recibido por las colombianas durante su detención, Villavicencio destacó la labor del Ministerio de Relaciones Exteriores y los diálogos mantenidos con el consulado de Israel en Bogotá, los cuales, según dijo, “han surtido efecto”, y afirmó que el trato recibido por las ciudadanas fue “aceptable”.
Ambas estuvieron recluidas en la prisión de Saharonim, ubicada cerca del pueblo de Kziot, en el sur de Israel, cerca de la frontera con Egipto. En ese centro también fueron retenidas unas 450 personas de distintas nacionalidades que viajaban en los barcos de la flotilla, la mayoría de las cuales aceptó ser deportada.
EFE